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Un anuncio de una famosa marca de coche de gama alta nos susurraba hace tiempo “NO ES LO MISMO (conducir un buen o peor vehículo)”, pues eso pasa también con los alimentos. Los productos ecológicos (libres de una lista larguísima de añadidos*) y los productos convencionales son diferentes a muchos niveles: nutricionalmente, en sabor, en tipo de producción, en impacto al medio ambiente, en toxicidad, en trato a los animales y más.
Otra cosa es su precio y su disponibilidad, temas que tendrán que mejorar a medida que aumentemos los consumidores conscientes, pero por lo menos tenemos que saber diferenciarlos para que no nos confundan tanto los medios de comunicación y estudios científicos poco imparciales. Hace unos meses saltó la polémica con una investigación que aseguraba que “no hay ventajas significativas para la salud en la alimentación ecológica respecto a la convencional” y que fue contundentemente cuestionada y rechazada por el otro bando (1, 2, 3 y 4). Pero la sociedad, en medio de tantos intereses y formas distintas de entender el mundo y la Vida, no sabe a qué atenerse.
Pues empecemos por el principio, sepamos en qué se diferencian la agricultura química vs. la biológica y después cada uno en nuestra casa ya iremos tomando las decisiones oportunas según nuestras circunstancias y posibilidades.
Este esquema tomado del monográfico “Guía de tu huerto y jardín ecológico” de la revista Integral lo explica muy clarito y expone 6 grandes diferencias:
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